El huerto-jardín del bienestar

Las plantas nos acompañan día a día y nos alegran con sus flores y hortalizas en una forma armoniosa. Ahí podemos transformar nuestra vida.

RELAJACIÓN. Fijar la atención en aquellos vegetales y cuidarlos olvidando los pequeños agobios diarios. Son seres vivos participando en nuestro universo, ocupando un lugar especial. Observar sus insectos, sentir la tierra y acariciar sus plantas es estar el presente recuperando nuestro entorno y sintonizando con él.
EQUILIBRIO. En esta práctica, se aquietan las emociones y disminuye nuestra actividad cerebral. Logramos que la mente se disuelva y se libere de sus propios pensamientos. Además, activa nuestro sistema sensorial e implica un ejercicio revitalizante. Con ilusión y satisfacción contemplamos el espacio creado tras nuestra labor junto a la naturaleza.

Mientras buscamos coherencia en este mundo contemporáneo, el huerto-jardín nos da la alegría para vivir en armonía con energía positiva.