El huerto-jardín del progreso

Este “simple” espacio de plantas logra ampliar las facultades cerebrales interactuando con nuestro sistema nervioso y en particular con el sistema sensorial.

VALORES. La base del funcionamiento de un jardín-huerto es el respeto por la vida y por el espacio común, la perseverancia, el trabajo en equipo y la solidaridad. Nos otorga el sabor de la recompensa con su cosecha y sus cautivantes floraciones.
DESARROLLO HUMANO. Participa directamente en nuestras facultades cognitivas porque es una escuela de amabilidad, de organización, de creatividad, de concentración, de habilidad manual y de comunicación con todos los seres vivos.
DESARROLLO SOCIAL. Es un vector contra el sedentarismo, la apatía, el aislamiento, la perdida de referencias y de expresión. Implica y estimula la participación y cohesión ciudadana a través de la conciencia, de la conservación y del desarrollo sostenible.

Es el camino de la paciencia y de la sensibilidad, para observar y escuchar antes de hablar y actuar.